De
un tiempo a esta parte la política española está rodeada de un aire, de un
ambiente, extraño y enrarecido que si bien no es nuevo porque se ha dado hace
ya mucho tiempo en alguna que otra ocasión ha caído en el olvido de la inmensa mayoría
de los ciudadanos. No me estoy refiriendo al vomitivo olor a podrido que ha
generado el régimen de corrupción generalizada imperante porque tal olor está
identificado y ha sido tan habitual que ha dejado de ser raro o extraño. Este
aire enrarecido y extraño al que me refiero es otro y viene a ser como el
ambientador que sin eliminar el mal olor y mezclándose con él pretende
enmascararlo mediante la confusión o manipulación del sentido del olfato.
Este aire extraño, a pesar de ser
etéreo, se ve, se palpa y hasta se mastica aunque está pasando inadvertido para
una inmensa mayoría que, harta de tanta podredumbre, se ha vuelto a ilusionar
con una exaltación de sentimientos que le impide analizar las cosas fríamente
con la cabeza. Este ambiente enrarecido no es otro que el ambiente que genera
una más que posible operación de manipulación mediática que está actuando sobre
el electorado con una finalidad que se fija de forma inmediata en las próximas
elecciones del 20 de Diciembre y a medio o largo plazo en otra finalidad que
solo me puedo imaginar como la típica finalidad lampesusiana de reformarlo todo
para que todo siga igual.
No es comprensible que, desde hace
dos años, los medios de comunicación prácticamente al unísono se hayan dedicado
a promocionar en un primer momento a un líder de un supuesto partido de
izquierdas, Pablo Iglesias, que en el momento de ocupar horas y horas de
televisión y radio no era nada más que un profesor adjunto de la Facultad de
Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid y que no dirigía ningún
partido, grupo o grupúsculo que tuviera ni siquiera un concejal en la más
pequeña y perdida aldea de la geografía española. En este sentido es de
recordar que, para bien o para mal, el Partido Comunista de España, luego
Izquierda Unida, ha sido durante mucho tiempo la tercera fuerza política de
este país llegando a contar con más de dos millones y medio de votos en 1996 y
que jamás ha tenido una presencia en los medios de comunicación tan acusada
como Pablo Iglesias y ahora su partido PODEMOS. De hecho, Izquierda Unida,
antes Partido Comunista de España, jamás ha tenido la oportunidad de participar
en un debate electoral con los candidatos del PSOE o del PP.
Otro caso peculiar es el de la nueva
estrella política española que parece brillar más que la del propio Pablo
Iglesias que es la del líder de "Ciudadanos", Albert Rivera. Albert
Rivera y su partido llevan en política más de diez años actuando, en sus
orígenes, principalmente en Cataluña donde era un partido minoritario y con
nula implantación en el resto del estado a pesar de haberlo intentado con
distintas estrategias, alguna de ellas más que discutible como fue participación
en la formación "Libertas". Durante los primeros nueve años de
existencia de "Ciudadanos", y a pesar que tener más representación
institucional que Pablo Iglesias, que recordemos hace dos años, ni siquiera
tenía un partido político, Albert Rivera ha disfrutado de pocas apariciones en
los medios y de un tratamiento mediático poco menos que denigrante al ser
considerado durante mucho tiempo prácticamente como una curiosidad política.
Eran los tiempos en los que los medios de comunicación parecían apostar más por
Unión Progreso y Democracia y por Rosa Díez, a la cual se la llegó a dar un
tratamiento mediático similar al que recibió Pablo Iglesias antes de ser
Eurodiputado, pudiéndose afirmar que las campañas electorales de los años 2008
y 2011 se la hicieron los medios de comunicación e incluso el propio Partido
Popular.
Todo parece indicar que el éxito
obtenido en las elecciones europeas del 2014 por PODEMOS y por Pablo Iglesias,
que, admitámoslo, paso del oscuro anonimato de las aulas de la Facultad de
Ciencias Políticas a ocupar un escaño en el Parlamento Europeo, por obra y
gracia de los medios de comunicación, ha hecho que los mismos medios y poderes
que le crearon y que, prácticamente, le hicieron la campaña de las elecciones
europeas de 2014 y municipales de 2015, hayan buscado crear de forma inmediata
otra fuerza similar y contraria que le contrarreste y, que en su momento, pueda
servir de fuerza alternativa y de alternancia en un nuevo bipartidismo, siendo
tal fuerza "Ciudadanos" y su líder Albert Rivera.
El pasado día 7 de Diciembre, hubo
un importante debate electoral en televisión en el que participaron cuatro
fuerzas políticas: el Partido Popular, el Partido Socialista Obrero Español,
Ciudadanos y PODEMOS, tras casi cuarenta años de democracia en España y tras
once elecciones generales ¿Cuantas veces ha habido un debate tan amplio?
Simplemente, nunca. Se podrá alegar que jamás anteriormente ha habido tantas
fuerzas políticas en liza por la victoria electoral, pero tal argumento es de
una falsedad grosera porque desde las primeras elecciones
"democráticas" siempre ha existido una tercera fuerza política en
liza por ser alternativa de gobierno, el Partido Comunista de España- Izquierda
Unida, a la que siempre se le ha negado desde los medios el pan y la sal a
pesar de que alguno de sus líderes, como Julio Anguita, reclamase expresamente
la organización de un debate electoral a tres.
Dada la correlación de fuerzas
políticas existentes en España hace dos años, es innegable que la actuación de
los medios de comunicación y especialmente la de los medios audiovisuales a la
que estamos asistiendo no resulta lógica, careciendo por tanto de explicación
plausible, aunque parece hábil e inteligentemente dirigida por alguien con la
intención manifiesta de crear de la nada unos líderes y unos grupos políticos
nuevos, ahora bien: ¿Por qué conviene ahora la aparición de estos líderes y
grupos y no hace cinco o diez años?¿A quién beneficia? ¿Cui Prodest?.
1 comentario:
Le va a costar a Ud. escribir otro artículo más preclaro.
Además de lo que afirma, servidor, como en una ocasión anterior, añadirá que uno tiene labia y el otro es un producto de laboratorio, pero dudo que ninguno esté por la labor de rompero con el sistema actual en muchas de sus facetas. Y sí, reflexionemos sobre la parte final del artículo. ¿A quién interesa este "nuevo" contexto?
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