El pasado 5 de marzo Don Carlos Javier
de Borbón Parma, titular de la Dinastía, hacía público un comunicado dirigido a los carlistas con motivo del
día del Mártires de la Tradición.
La fecha del comunicado coincidía, como nos recordó el propio Don Carlos - "mártires de
Zaragoza" - con la Cincomarzada.
Con este motivo de la Cincomarzada,
el periodista Luis Negro publicaba, el 6 de
marzo, en El Periódico de Aragón,
un artículo titulado "Sin Sensibilidad, en el que reflexiona sobre el Carlismo y
el sentido de la fecha, festividad local
de Zaragoza.
A
continuación reproducimos íntegramente el artículo de don Luis Negro.
SIN
SENSIBILIDAD
Un año más, Zaragoza celebra la Cincomarzada, en
conmemoración del frustrado ataque carlista a la capital del 5 de marzo de
1838. Se celebra, se reconozca o no, la muerte de más de 300 aragoneses --en el
marco de una guerra civil--, a manos de una masa de zaragozanos, que alertados
de la ocupación de la urbe, se lanzaron contra los asaltantes, muchos de los
cuales --incluido el general defensor de la plaza, Juan Bautista Esteller--
fueron linchados por la multitud.
La historia no es una imagen fija, sino una sucesión
de fotogramas, cuya proyección y visionado conjuntos conforman, según quien la
mire, la realidad. Es cierto que la historia la escriben los vencedores. Por
eso Zaragoza recuerda su "gloriosa victoria" frente a los carlistas,
mientras se ha olvidado, por ejemplo, que el 24 de agosto de 1837, las tropas
carlistas derrotaron a las de Isabel II en una tan memorable como
desconocida batalla, que tuvo lugar en Villar de los Navarros. Una victoria que
estuvo a punto de otorgar la Corona de España a Carlos María Isidro,
legítimo pretendiente.
Y es que, tras la muerte de Fernando VII,
acaecida el 29 de septiembre de 1833, se hizo público el testamento de Fernando
VII, en el que explicitaba la creación de un consejo de regencia que presidiría
su esposa, María Cristina, hasta que su hija Isabel II alcanzase
su mayoría de edad. Con la llegada de Isabel II al trono, se producía una clara
violación del derecho de legitimidad sucesoria a la Corona de España. Y ese fue
el detonante que produjo la primera de las tres guerras carlistas que se
sucedieron a lo largo del siglo XIX, hasta la entronización de Alfonso,
en 1874. Durante la denominada Guerra civil de los siete años (1833-1840)
fueron decenas de miles las víctimas civiles que regaron con su sangre las
tierras de España, siendo las Vascongadas, Navarra, Aragón y el Maestrazgo
castellonense donde se sintió con mayor intensidad.
Decir que los carlistas se oponían a las libertades y
que el ejército regular, eran adalides incuestionables de su defensa, es una
afirmación carente de fundamentos. Así por ejemplo, los carlistas defendían la
reinstauración de los fueros, que prácticamente habían sido abolidos con la
llegada al trono de España de Felipe V (1683-1746). Y un modo de
organización estatal en el que las diputaciones de los distintos reinos
gestionarían los asuntos de la ciudadanía. ¿No era este un modelo de gestión
cuasi federal, muy similar al actual?
MÁS AÚN: muchos de los mandos militares que nutrieron
al ejército carlista se habían distinguido en la lucha contra la invasión
napoleónica (1808-1814) y en la defensa de Zaragoza, como ocurrió con el
general Zumalacárregui. ¿Heroicos defensores de las libertades cuando
lucharon contra Napoleón y apestados antirrevolucionarios cuando
lucharon por la legalidad real? Otro dato que prueba la proximidad de los
carlistas a la población rural, es que muchos de sus periódicos y bandos se
publicaban en las lenguas propias: euskera, catalán, e incluso aragonés. La
defensa de la religión católica que se ha querido ver como un modo de expresión
contrarrevolucionaria, tuvo su contrapunto en la supresión por parte del
Gobierno de la Regencia de María Cristina de la mayoría de órdenes religiosas,
algunas de las cuales fueron expulsadas de España, como los jesuitas.
Otras órdenes, como las Escuelas Pías, se mantuvieron,
pues de ellas dependía la educación en la mayoría de colegios españoles de
primera enseñanza. Las leyes desamortizadoras contra los bienes de la Iglesia
que tuvieron lugar ya durante el trienio liberal (1820-1823), así como la
posterior de Mendizábal en 1836. Lejos de dar soluciones, provocaron el
enriquecimiento de nuevos terratenientes que se apropiaron de esos bienes, y
abrieron las puertas a una pérdida patrimonial visible aún hoy en día.
Pero es que además, el carlismo también trabajó en la
defensa de las libertades durante la dictadura de Franco y fueron dos
militantes carlistas las víctimas del primer atentado perpetrado por la banda
terrorista de los GAL, durante la tradicional y anual marcha carlista a
Montejurra (Navarra) en mayo de 1976. Aragón tuvo una revista --Esfuerzo
común-- de marcada ideología carlista, que desde 1960, y hasta su
desaparición, en 1986, fue el altavoz de las reivindicaciones forales
aragonesas. No era una revista afín al franquismo y varios de sus números
fueron censurados, de tal modo que a la publicación, se la llegó a conocer como
Secuestro común.
La Cincomarzada dio a Zaragoza el título de Siempre
Heroica, pero ¿cuándo una guerra la han ganado las personas humildes aun
estando del lado de los vencedores? La sociedad ha avanzado, y reivindicar hoy
las libertades proyectando la problemática social sobre una imagen
estereotipada de un culpable semeja más a una carnavalada que a la
manifestación de una ciudadanía unida que busca la coexistencia pacífica basada
en igualdad, respeto, justicia e integración.
LUIS Negro
No hay comentarios:
Publicar un comentario